martes, 12 de febrero de 2013

UNA REFLEXIÓN SOBRE LA IRA Y LA DENTADURA DESDE DIFERENTES PERSPECTIVAS




Marianne Costa: La ira es el inverso de “ser bueno”.
Con los dientes mordemos y masticamos. Una mala dentadura es indicio de dificultades para expresar la agresividad. Parece que para no devorar a mordiscos a los que nos rodean, preferimos destrozarnos los dientes. Reprimimos la ira, antes que perder el rol de “bueno” por el que la familia nos acepta, nos da un sitio y nos quiere. El bruxismo es el colmo, rechinar los dientes, morder compulsivamente por la noche, lo que has dejado de morder de día bajo el control de la conciencia. Los dientes se quedan romos, como inofensivos.
Los dientes representan también las decisiones. En el mundo actual la educación social que recibimos nos exige obediencia y adaptación por tanto se nos obliga a reprimir nuestra agresividad. Las caries vistas desde este punto de vista, significarían que alguien nos impide mostrar nuestra agresividad, lo que provocará nuestro enfado. La caries también puede indicar que nos tomamos la vida demasiado en serio…
Marianne Costa: si alguien perdona, sin hacer la confrontación, también guarda ira.
Desde la teología cristiana la ira se convierte en pecado gravísimo cuando nuestro instinto de destrucción sobrepasa toda moderación racional y, desbordando todo límite dictado por una justa sentencia, se desea sólo la inexistencia del prójimo.
Beck: Mis comienzos en la investigación psicológica estuvieron relacionados con probar si la depresión no era más que “ira introyectada”…
Un sueño que suele estar conectado con la impotencia para resolver determinados conflictos es aquel donde se nos caen los dientes…Suele darse más durante la adolescencia
Freud: Los pacientes deprimidos sienten hostilidad e ira contra alguien que aman. Como no pueden tolerar esos sentimientos adversos a una persona que para ellos es importante, necesaria y valiosa, los reprimen y los dirigen inconscientemente contra sí mismos.
Dice Alejandro Jodorowsky que cuando sufrimos una depresión a consecuencia de rabia que no hemos podido expresar, una forma psicomágica para salir de la misma es aprender a disparar en una escuela de tiro.
Marianne Costa: descubrir tu propia fuerza. A veces, uno reprime su fuerza, por miedo a saber que es capaz de matar. Es recomendable aprender artes marciales. Tener fuerza también consiste en saber huir cuando lo necesitas.


Publicado en Plano Creativo.

viernes, 1 de febrero de 2013

¿QUÉ ES EL ÁRBOL GENEALÓGICO?




Árbol genealógico y familia parecen palabras sinónimas.
La familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros. Es una generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la siguiente generación de vivos.
¿Por qué tendría que prestar atención al pasado?
Desde muy pequeños aprendemos la historia de nuestro país y de nuestra cultura; sin embargo resulta muy curioso que no prestemos ninguna atención a nuestra historia familiar. Dice Alejandro Jodorowsky que si el psicoanálisis fue la gran revolución del siglo XX, la psicogenealogía (estudio de nuestro árbol genealógico) está destinada a serlo en este siglo XXI.
¿Y si ignoro o rechazo a alguna parte de mi familia?
No hay que eliminar a ningún familiar del árbol, pues sería como eliminar un miembro o un órgano de nuestro cuerpo. Hay que integrar el pasado en el presente y asimilar que todo lo que pasó fue útil, todo tuvo una razón de ser.
¿Qué significa: ”un árbol genealógico es una toma de consciencia”?
Es una frase de Marianne Costa, señala que el árbol genealógico nos permite descubrir nuestro inconsciente (la familia es el inconsciente) O también podemos llamarlo como nuestra dimensión no racional…
¿Para qué me va a servir esa toma de consciencia?
Según Marianne Costa, inicialmente es un escándalo para la consciencia ahondar en el árbol, pero será útil para descubrir que la familia es como una olla psicológica llena de secretos, tabúes, silencios, vergüenzas. Donde hay asesinatos, locura, robos, infidelidades, cárcel, incesto, abusos…Somos portadores de los conflictos no solucionados de nuestro árbol y eso se manifiesta en nosotros como chivo expiatorio haciéndonos sufrir, impidiéndonos amar, tener relaciones sexuales, realizarnos… ser felices, en definitiva. La memoria de nuestro árbol genealógico está siempre presente.
¿Qué trascendencia para las generaciones futuras?
Lo que sano de mi árbol, queda sanado para las generaciones que me sigan. Si elevo mi nivel de consciencia, eso repercutirá no sólo en mis hijos y en los hijos de mis hijos, sito también en todas las obras que realice y comparta con el mundo.
¿Todo es negativo?
No todo es negativo, también hay un tesoro que deberemos descubrir en el proceso… Hay que entender que con este ejercicio no se trata de volvernos autónomos de nuestra familia, sino de ser capaz de entrar en ella y convertirla en nuestra aliada interior. Lo que me doy, se lo doy al árbol.
¿Cuál es la ley del árbol genealógico?
Sin duda: la repetición. Un árbol genealógico es como el engranaje de una maquina que sustituye piezas desgastadas por otras nuevas a las que somete a una función similar. Y es que el árbol pide a los niños que nacen que sustituyan a las ramas muertas, pero en realidad son ramas nuevas que crecen en un sitio diferente. El trabajo a realizar consistirá en identificar y desactivar esas monstruosidades.
¿Con cuantas generaciones se trabaja desde la perspectiva de la psicogenealogía de Alejandro Jodorowsky?
Cada uno de nosotros está habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de catorce personas. Cuando nos movemos llevamos a todo nuestro “clan” con nosotros (Se dice que junto a cualquier persona siempre viajan todos sus ancestros).
¿En qué me convierto si me atrevo a construir el árbol genealógico?
Según dice Marianne Costa, en todo árbol aparece en un momento determinado un héroe, el que lo sana y se sana, aquel que se atreve a construirlo…Hacemos este trabajo del árbol para deshacer la identificación con el clan y poder salir de él. Se sale del yo familiar, para ser el yo auténtico.
¿Qué es lo que puede frenarnos en esa búsqueda?
Las resistencias, como reacciones de defensa. Cada vez que nosotros “movemos algo” nuestro clan también se mueve por efecto del inconsciente familiar que trata de reequilibrar la situación. En muchas ocasiones no queremos cambiar porque nos identificamos más con la identidad que nos dio el árbol que con la propia, porque además, pensamos que si cambiamos van a dejar de querernos.
¿Cuál es la primera pregunta que he de formularme si quiero construirlo?
Lo primero que tenemos que descubrir es “la trampa” de nuestro árbol genealógico. Preguntarnos ¿Cuál es nuestra finalidad en este momento de nuestra vida? La respuesta apuntará a las prohibiciones de nuestro árbol genealógico.
Si digo que mi finalidad hoy es desarrollar mi creatividad…
Significa que tu árbol te lo prohibió. En familias muy religiosas, se bloquea la creatividad, porque está asociada al diablo. El inconsciente familiar guarda el recuerdo de la caza de brujas.
Empecemos por el principio, la información que voy a necesitar.
Nos centraremos en nuestros hermanos, padres, tíos, abuelos con sus hermanos y bisabuelos. En primer lugar deberemos dedicar un tiempo a la recogida de datos sobre cada uno de ellos.
¿Qué datos básicos he de averiguar?
Nombre y apellidos. Fechas de nacimiento, y casamiento y muerte. Causa exacta de la muerte. Profesión. Hijos muertos, abortos voluntarios e involuntarios. Enfermedades y acontecimientos importantes (ruinas, éxitos, divorcios, secretos, anécdotas curiosas, accidentes, cambio de país, cárcel, violación, etc.) Tener una idea de la relación emocional que nuestros padres tuvieron con sus padres cuando eran niños.
¿Es algo cuadriculado?
Las relaciones internas de un árbol genealógico son misteriosas. Para comprenderlas es necesario entrar en él como en un sueño. No hay que interpretarlo, hay que vivirlo.