El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado.
Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, pero
el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células,
frecuentemente, produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente
que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado
hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro
código, para interpretarlo en el código del amor; y cuando interpretamos el
pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí
nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida;
todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en
la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria,
¿por que razón? Porque cuando tú respiras lentamente y haces una pausa en la
inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es
decir se pregunta ¿qué pasa aquí que no están respirando ?. En ese momento el
inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos
tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca
en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos
sacar nuestras heridas más profundas. Cuando hacemos eso podemos ir más lejos;
así es como actuamos para la autosanación.
Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo
una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un
virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo
cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas solo al
frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen
miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o
de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando
yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo.
Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia. Si se que
no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con
la vergüenza: ¿qué cosas en la vida me evocan vergüenza ? Luego experimento el
sentimiento de la vergüenza y veo cómo experimento la vergüenza, a veces me
pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo
experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo
experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una
idea de la parte de mi energía que esta comprometida.
Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de
nuestros lumbagos son por miedo.
El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los
problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que
metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal
interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a
la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal
irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico
del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y
veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia
esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “ tú
eres la mejor parte de mí mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi
prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor
también ”. Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía
del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que es donde realmente
nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el
lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis
articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado
en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese
dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.
Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a
mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se
construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la
energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que
el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo
soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el
problema.
La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi
responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el
arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.
La nueva medicina de la conciencia, es el arte de responsabilizarnos de
nuestra vida, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra
vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock,
o una pérdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío
existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que
las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el
problema del apego que yo debo reconocer.
Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que
su consciencia esta conmigo, lo dejo partir, no lo amarro. Muchas veces, vemos
a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es
literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar.
Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas
violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su
alma la que lo sana.
El sanador no lo hace por el paciente; yo como sanador soy un imán que
le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la
autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse.
La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu
conciencia, te sanes, no desde tu conciencia racional, sino desde tu
sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.
Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona,
aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su
resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su
paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo
sanada. La paz esta ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se
trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos,
separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal
cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor
la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los
problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para
creerse superman, uno puede ser muy orgulloso y decirse “ estoy triste porque no me curé el cáncer ”,
eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en
una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos
cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones supremamente
complicadas y difíciles.
También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más
grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento. Yo sólo les
he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar
nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder
transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental:
¿cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el
mensaje, que me quería decir esta actitud y esta enfermedad? Cuando yo no digo
NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la
ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO.
La ira es la mejor estrategia de autoafirmación. Cuando yo manifiesto la
ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi
ira barre y limpia la casa y hace las cosas mas rápidamente, ustedes han visto
a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de
la mañana.
Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana
mi casa estaba como un espejo. Es así, la ira es una forma de energía que se
puede transmutar físicamente, pero el hecho de que la transmutemos físicamente
no resuelve la fuente de la ira; la fuente de la ira es la necesidad de
autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a
la falsa complacencia.
Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo. El
crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la
expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo,
la tolerancia no excluye la autoafirmación.
La autoafirmación es
condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la
lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la
apariencia, la sombra. Pero esa sombra cuando la quito abre una puerta de luz,
una lección que yo puedo aprender en mi vida.
JORGE CARVAJAL POSADA
Médico colombiano creador de la Sintergética